«Nuestros hijos son un auténtico milagro de supervivencia familiar»
Las mujeres que acuden solas a un centro de reproducción asistida se han doblado en la última década, pero cuando se trata de adoptar es más complicado. En numerosos países niegan esta posibilidad a las familias monoparentales y en España también se encuentran con serias dificultades para conseguirlo. Y si el deseo de ser madre o padre algún día llega a hacerse realidad, las ayudas administrativas son escasas. Rosa Maestro, fundadora de Masola.org (Madres Solteras por Elección), analiza los pros y contras de una maternidad en solitario.
¿Qué empuja cada vez a más mujeres a querer ser madres solteras?
Posiblemente la sociedad en la que vivimos. La mujer se encuentra inmersa en un modelo social poco favorable a la maternidad: tiene que terminar unos estudios, buscar trabajo, conseguir estabilidad laboral, una pareja fija y una economía que le permita tener hijos. Cuando todo esto llega, se encuentra en una edad ya avanzada, con varias relaciones a las espaladas, posiblemente con un divorcio o con una pareja que no quiere tener hijos. Todo esto, junto con la convicción de ser independiente y totalmente madura emocionalmente, hace que se plantee la maternidad en solitario. Además, en España las leyes de reproducción son mucho más permisivas que en otros países y espero que sigan siéndolo.
Explíqueme su caso.
Yo tenía 38 años cuando decidí recurrir a un centro de reproducción asistida para ser madre. Con varias relaciones fallidas en las que ni siquiera me había llegado a plantear la opción de formar una familia y varios años pensando y deseando ser madre, decidí serlo sin pareja. Y así nació mi primera hija, hace ya casi nueve años. Mi segunda hija ya no fue fruto de las circunstancias de mi vida. Deseaba ser madre y tenía claro que deseaba hacerlo sin pareja nuevamente (…) En esta ocasión no fue por reproducción asistida, sino gracias a una adopción internacional.
¿Cómo vivió el embarazo de su primera hija sin el apoyo de una pareja?
Era un proyecto que lo había iniciado en solitario, al igual que otros muchos proyectos que había llevado a cabo sola en mi vida, y me sentí plenamente feliz y muy acompañada por mi familia y mis amigos.
Claro.
Quizá una persona se pueda sentir sola en un embarazo cuando es un proyecto común con otra persona y su pareja desaparece o no participa al cien por cien en el proyecto de familia. Creo que hay muchas más mujeres en pareja que se sienten solas durante su embarazo que mujeres que libremente hemos decidido ser madres sin pareja.
¿Su hija ha echado a faltar alguna vez el tener un padre?
No. Una persona no puede echar de menos algo que no tiene. Se echa de menos lo que se tiene y un buen día se deja de tener. Mi hija siente curiosidad por el donante, lo que es totalmente lógico. Pero la curiosidad no daña, la frustración o el dolor, sí. A veces le pregunto si querría tener un padre y, generalmente, me dice que está encantada con la familia que tiene y que le gustaría tenerlo para que la llevara a montar en bici porque a mí no me gusta mucho lo del deporte, pero luego -me dice- “que se vaya a su casa, que nosotras estamos muy tranquilas solitas”.
¿Cree que le reprochará algún día no haber conocido a su progenitor?
Imagino que cuando llegue a la adolescencia, si no consigue hacer lo que ella quiere, me soltará alguna barbaridad como todos hemos hecho con nuestros padres y, claro, ella tiene fácil encontrar motivo. Otra cosa es que yo sepa distinguir si sus emociones se deben a la adolescencia o algún tipo de frustración (…) Son niños iguales que los que forman parte de una familia clásica y en su educación habrá muchos momentos difíciles. Si es necesario recurrir a alguna ayuda profesional cuando algo se nos escapa de las manos, pues adelante…
¿El deseo de ser madre en solitario es un fenómeno nuevo?
La familia monoparental es mucho más antigua de lo que pensamos. En otra época el hombre se iba a la guerra y dejaba mujer con diez hijos. Lo que sí puede ser distinto es la capacidad de la mujer para poder decidir si quiere ser madre sola, con una pareja heterosexual o una pareja homosexual, sin tener que dar explicaciones a nadie por hacer ejercicio de su libertad de decisión e independencia. Y, además, sentirse orgullosa del modelo de familia que forma, haciendo caso omiso a quienes no lo consideran así.
¿Cuáles son las ventajas y desventajas de la maternidad en solitario?
Ser madre sin pareja tiene los contras de que el peso económico de la familia recae en una sola persona y a veces llegar a final de mes cuesta bastante, la carga del tiempo dedicado a los hijos también es para uno solo, pero también tiene la gran ventaja que las decisiones las toma uno y no da a lugar a disputas o desacuerdos; los hijos tienen claro los límites establecidos, cosa que muchas veces no ocurre en las parejas, y tiene también la ventaja de que los menores no sufren las disputas, problemas o desacuerdos de una pareja mal avenida y mucho menos un divorcio…
¿Y por tanto?
Su estabilidad emocional, y con esto no digo que no lo sea en las parejas, es casi siempre la misma, no hay grandes altibajos a no ser que la madre o padre pasen por grandes momentos de inestabilidad o estrés, que también ocurre.
Algo que sería lógico.
Todo el peso sobre una persona es en ocasiones agotador y eso hace que haya momentos en que la dedicación se reduzca un poco. En definitiva, ser madre o padre hoy en día es demasiado complicado. La sociedad española, además, no lo pone nada fácil, la conciliación es una utopía y las ayudas o recursos destinados a ello no existen. Nuestros hijos son un auténtico milagro de supervivencia familiar.
¿Por qué en su segunda maternidad se ha decantado por la adopción?
Siempre quise adoptar porque en el mundo hay demasiados niños que necesitan una familia, aunque también me entristece que en muchos lugares la adopción se haya convertido en un negocio más. Quizá por eso ahora las restricciones sean aún mayores.
¿Cómo valora la experiencia?
Adoptar a mi segunda hija para mí ha sido lo más maravilloso del mundo, junto con el nacimiento de la primera. Tenerla junto a mí después de un largo proceso, verla feliz, crecer sana y reír, sobre todo reír. Me duele enormemente saber que en España hay tantos menores en los orfelinatos, que ahora han decido llamar casas de acogida, sin que se haga nada por dar una solución coherente, con tantas leyes y normas que se contradicen esperando a ver si un milagro les da una vida, una familia, un hogar, un futuro, cariño, amor, estabilidad emocional.
¿Con qué dificultades se encuentran las familias monoparentales que quieren adoptar?
Con todas porque no pueden hacerlo, al menos en España. Según la Ley estamos en igualdad de condiciones y, evidentemente, si vas a echar tu solicitud, no te van a decir que no, pero no te van a llamar nunca para realizar los estudios psicosociales. Es cierto que algunas comunidades son un poco más abiertas…
Usted ha experimentado estas trabas.
En 2005 yo intenté hacer un acogimiento permanente en España. Me rechazaron porque dijeron que era mejor un matrimonio o una pareja, que el menor estaría más seguro y más estable. Eso sí, me ofrecieron un menor con problemas, ¿incoherente, no? (…) Porque si yo dejo de trabajar para atender a un menor con problemas, con qué dinero vivimos, máxime teniendo en cuenta que la sociedad española no da ningún tipo de facilidades para salir adelante en estas circunstancias.
Sí, es difícil de entender.
Está claro que para las instituciones, las familias monoparentales somos menos estables emocionalmente y, sin embargo, hay muchas familias biparentales que después de una adopción se divorcian y esos hijos pasan a formar parte de familias monoparentales, ¡Cuánta contradicción!
¿Cómo valora las ayudas públicas que reciben estas familias?
¿Pero hay ayudas públicas a las familias monoparentales? No, no ha habido, ni hay y no sé si algún día habrá. Las familias monoparentales vivimos en una constante discriminación. Solo se acuerdan de nosotros para hacer campaña electoral, como hizo el PSOE con el famoso título de familia numerosa para monoparentales con dos hijos. Han pasado cuatro años y, a pesar de incluirlo en los presupuestos, nunca lo sacaron adelante. Y para que contar con el nuevo partido político que nos gobierna, el PP… Imagínate: si uno de los motivos para quitar la asignatura de la Educación para la Ciudadanía ha sido el de las familias monoparentales, es decir, ya directamente nos han tachado.
¿Por qué decidió volcarse con la causa de la maternidad en solitario?
Para hacernos visibles, para que gobiernos, instituciones, ayuntamientos y demás no olviden que existimos, que estamos aquí, que vamos a seguir estando aunque nos tachen de los libros y que vamos a seguir luchando por esa igualdad que merecemos. Y por otro lado, para ayudar a todas aquellas mujeres que desean ser madres y tienen miedo por no estar en pareja. Para que el miedo no sea los que les frene ante la maternidad en solitario, que sean otras causas, pero no el miedo.
Fuente: La Vanguardia.com
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