La andropausia
Cualquiera sabe que es la menopausia en la mujer, cualquier hombre y cualquier mujer. Otra cosa es saber las razones de la misma pero, conocerse, se conoce. ¿Pero como se llama cuando un hombre tiene “la menopausia”?
La andropausia, explica Javier de la Peña, jefe de Servicio de Urología del Hospital La Paz de Madrid, «es un fenómeno como la menopausia, con una serie de síntomas ligados a la edad: el músculo pierde volumen y fuerza, aumenta la grasa corporal, se cae el vello del cuerpo (no de la cabeza), pueden aparecer estrías, osteoporosis, declina el deseo sexual y puede causar disfunción eréctil».
A día de hoy, el diagnóstico de este trastorno se realiza a través de un análisis de sangre, poniendo el punto de mira sólo en los niveles de testosterona. Sin embargo, y teniendo en cuenta que una pequeña porción de esta hormona se convierte en estrógeno, «cuanto más alto sea el nivel de testosterona, más se convierte en estrógeno». Y viceversa, «cualquier disminución de testosterona se traduce en menos cantidad de estrógeno», señalan los autores del trabajo.
«Hay muchas hormonas implicadas en este trastorno masculino, pero, como dicen las guías clínicas de la Asociación Europea de Urología, como no se saben cuáles son ni cuáles son sus valores normales, de momento, es la testosterona la que nos indica quién tiene andropausia», expone Eduardo García Cruz, urólogo del Hospital Clínic de Barcelona.
Menos estrógenos
Para analizar la relevancia de ambas hormonas (testosterona y estrógenos), Finkelstein y su equipo dividieron a los 198 participantes en dos grupos. Primero, todos ellos fueron tratados con un medicamento que suprime la producción normal de todas las hormonas reproductivas. Después, uno de los grupos recibieron dosis diarias de un gel de testosterona (una de las formas de administración de terapia sustitutiva de testosterona) durante 16 semanas. El resto obtuvo las mismas dosis de esta hormona además de un inhibidor de aromatasa, con el objetivo de suprimir la reconversión de testosterona en estrógenos.
A todos los participantes se les realizó un análisis de sangre y se registraron sus medidas (antes y después del experimento) de la grasa corporal, el volumen y la fuerza muscular. También completaron un cuestionario sobre su vitalidad, su el estado general de su salud y su deseo sexual.
En el primer grupo, la acumulación de grasa se observa cuando los niveles de testosterona empienzan a caer. La disminución de la masa y la fuerza muscular no se aprecian hasta que la cantidad de esta hormona eran significativamente bajos. En cuanto al deseo sexual, va disminuyendo progresivamente con la reducción de testosterona y la disfunción eréctil no ocurre hasta que los niveles son muy bajos.
En el segundo grupo, los resultados en cuanto a la grasa corporal y el tono muscular no sufrieron variaciones, es decir, la supresión de la síntesis de estrógenos no tuvo efecto significativo añadido al de la reducción de testosterona. Sí lo tuvo en lo referente a la función sexual.Cuando la síntesis de estrógenos se suprimía el deseo sexual se resentía notablemente.
Fuente: elmundo.es
Sin comentarios